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Entrada
La tribu
Plato principal
Casa comunitaria
Postre
Museo Covid
Quiero un zoom anatómico
Quiero el fin del secreto
Entre tus labios de plata
Y mi acero inolvidable
Quiero un loop
Protagónico

Pruébame y verás
Que todos somos adictos
A estos juegos de artificio
Voy a hacerte un macro porno intenso
Lo que seduce
Nunca suele estar
Donde se piensa

Zoom

Por aquí ya estuve
Te largas a reír
Pues con mi zoom
Dame un zoom

Luz, cámara y acción
E
n
c
u
e
n
t
r
o
s

d
e

s
i
n
e
r
g
i
a




Para dar una definición de consenso, una tribu es un “conjunto de personas unidas por un fin común o por sentimientos de afecto y de afiliación y que a diferencia de las masas está constituido por personas que tienen un trato social –interacción– frecuente y que están conscientes de que entre ellos existe una identidad común” (Grupo editorial Planeta, 1986: p. 30).

Pero también podemos pensar a la tribu –a lo tribal– como una resalvajización de la vida, como aire primitivista en la densa y tóxica niebla del imperio de la técnica que gobierna nuestros días. En la jungla de cemento sólo parece haber lugar para las grupalidades que, en sus formas tradicionales de configurarse, alimentan la pulsión de muerte: familias, corporaciones, burócratas, gobernantes, eclesiásticos, etc. A estos arreglos queremos contraponer la manada, la amistad, el compañerismo... Pues “a nosotros no nos dan miedo las ruinas porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Y ese mundo está creciendo en este instante”, decía el anarquista Buenaventura Durruti. De eso se trata la tribu. ¡Salud!
El tiempo encadenado a los símbolos y a las formas de pensamiento.
Unidades rectoras que nos empapan de sentido y la dificultad de habitar los bordes.
Permitirnos jugar con esos sentidos que nos empapan, bañarnos de nuevos sentidos y sensaciones, crearlos, inventar sus aguas, jugar con la marea, zambullirnos y volver a salir, surfear nuevas costas.
Jugar con el movimiento de las olas para habitar los bordes, no de manera estática sino lívil, entrando y saliendo, surfeando, porque, aunque así lo sintiéramos, ies imposible quedarnos quietos en el mar!
Es esa manera de ser del mar, ese atributo tan admirable, ese fluir particular, ese dejar ser siendo.
¿Por qué resistirse? ¿Qué nos frena?
¿Es ese paso despreocupado que fluye con intensidad lo que aterra?
¿A qué nos resistimos? Acaso, ¿es eso a lo que nos resistimos lo que nos frena?
¿De qué nos frena? ¿Nos frena?

Para practicar nuevas imaginaciones políticas de una vida colectiva, primero es necesario el movimiento, el cambio en une misme. ¿Por qué es tan difícil este cambio? ¿Es posible este cambio? ¿Podemos pensar distinto? ¿Distinto a qué?
¿Qué difícil resulta imaginar políticamente una vida colectiva cuando incluso el lenguaje cristaliza en un cuerpo que habla!

Pero qué exquisito es convertirlo en cadáver!
Politizar las afectaciones, hacer política al esculpir...
Dar cuenta de la incapacidad de jerarquizar cualquier acto creativo, ante cada intento por homogeneizar nuestras experiencias en la ciudad. Se hace necesario entonces juntarnos, encontrarnos, pensarnos, afectarse, para componer nodos que generen diversos planos de existencia. Es necesario habitar los distintos matices que nos componen, para de esa forma poder transitar con la diferencia.
La incertidumbre abre camino a múltiples maneras de repensar la realidad y repensarse.
CADÁVER EXQUISITO
Composición Colectiva